CONVERSACIONES CON SENIA - IX
-Hola, Senia.
-Hola, Julio.
-Ha llegado el otoño.
-Te veo triste.
-Tal vez. No más triste que en otra estación cualquiera.
-Eres un poeta.
-¿Y…?
-Los poetas son gente triste.
-¿Tú crees eso, Senia?
-No, no lo creo. Pero mucha gente lo piensa.
-Piensa que estamos paseando el otoño, pisando
sus hojas secas y lamentándonos de nuestros desamores.
-¿No lo crees, Julio?
-La gente ya no piensa ni escucha a los poetas, Senia. Esa es la triste
realidad.
-Es una pena, Julio. Parece ser que fue un poeta ciego quien escribió
las dos obras que más han influido sobre la literatura universal. El periplo de
la Odisea y la épica Ilíada. Fue un poeta, Dante Aliguieri, el que en su época
dio un lugar a cada uno en el Paraíso, Purgatorio e Infierno. Y un poeta fue
Milton que nos habló del Paraíso Perdido.
-Sí, Senia. Pero hace algunas tiempo que, ser poeta, es algo así como
ser un hacedor de rimas melancólicas…
-¿Sabes lo que creo? Que el mundo sería mejor si la gente escuchara más
a los poetas.
-¿A ti te gusta la poesía, Senia?
-Mucho. Y me gustas tú.
-Eso está bien. Brillas en el otoño de mi vida…
-Para, para, para. No te pongas dramático.
-Contemplando tu sonrisa es muy difícil dejar que la melancolía anide en
mí.
-¿Estás triste por algo, Julio?
-Este mundo, Senia. Lo de siempre.
-La noche es tan hermosa. Un poco de meditación bajo este cielo que nos
mira, y los humanos serían muy diferentes.
-Los humanos nunca cambiamos, Senia. Caín y Abel, Rómulo y Remo, Seth y
Osiris, Zeus y sus hermanos…
-El otoño tiene cierto aire romántico. ¿No crees, Julio?
-Sí, es verdad. Pero no hay sitio para el romanticismo en una sociedad
despiadada.
-Al final, de un modo u otro, la inmensa mayoría queremos ese dulce
sabor de una lejana poesía que nos envuelva.
-Sí, Senia. Una poesía que nos
meza en la noche de la soledad cierta que tarde o temprano a todos nos abraza.
-Tiene vida el otoño, Julio.
-Sí, tiene vida y sueños flotando sobre su mar de hojas secas.
-Hojas muertas llenas de vidas. Cada una es una historia.
-Como tú y como yo, Senia; que seguimos encontrándonos en este punto
incierto de la noche más oscura.
-Y siempre lo haremos.
-Espero que así sea.
-Será siempre así, Julio. No lo dudes.
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