COMO UN LEJANO CANTO DETENIDO - CINES Y TEATROS
Como un lejano canto detenido como
un leve susurro, como una leve brisa; desciende lento pero decidido el telón
sobre la escena. No hay aplausos; sólo un largo silencio que parece estar
deshabitado y sin contenido. Después de algunos triunfos y no pocas derrotas, ha llegado el momento de abandonar el escenario. La tramoya dormita suspendida, espejismo de inertes ilusiones. Los ecos de las voces que proyectaron palabras
con intención, aún habitan en los anfiteatros, en las
plateas. Intangibles mensajes ahora indescifrables para meros visitantes ajenos
a los días de éxitos y aplausos. Cuando todo es silencio, los duendes de la
inspiración vuelven a jugar con los focos encendiéndolos y apagándolos; como
reclamando de nuevo las antiguas presencias. Pero hay telones que jamás
vuelven a abrirse. El destino es caprichoso o, más bien, feroz con el
inexorable paso de los días. Cuando se cierra un cine o un teatro, para muchos
de nosotros es la destrucción de lo que fue uno de los paraísos de infancia y
adolescencia; en una época no muy lejana; aquella en que había que perseguir
sueños, porque no venían aun empaquetados y servidos en bandeja. Fue la última
época en la que el corazón podía más que cualquier banalidad fabricada con humo.
Una época de la que sólo queda testimonio material en unos cuantos edificios
amenazados por el aplastante progreso y, en el corazón y los recuerdos de los
que la vivimos, aquellos sueños como un lejano canto detenido.
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