RELATOS ROTOS - VI - LA BIBLIOTECA

    Los libros están llenos de muertos. Cadáveres históricos; anónimos cadáveres en lienzos, en fotos desgastadas por el tiempo. En los anaqueles se abrigan miles de personajes novelescos; algunos carismáticos, otros vulgares. Alguien recorre los pasillos de la vieja biblioteca. Embozado; apenas deja ver unos ojos negros de brillo enigmático. Ahora avanza, ahora se detiene. En ocasiones, sus huesudas manos toman un volumen polvoriento. No sé muy bien si él me sigue o yo lo sigo por este intrincado laberinto. El olor del libro, su tacto, el sonido de páginas al pasar, la belleza de sus grafías, incluso el sabor del papel masticado convenientemente para ocultar cierta página que no queremos sea consultada; todo es envolvente. Ahora el embozado tropieza tirando con una estantería. A esa le suceden otras y otras; hasta que la biblioteca es un caos de cascadas de libros y estruendosos choques. Me agacho y cubro la cabeza. Siento el impacto de los libros en mi espalda, piernas, manos, brazos, pies. Después, todo es silencio. Tomo un ejemplar que ha quedado abierto por una página. Sólo una frase en letra gótica “Rescatar los sueños del olvido, es como rememorar el tiempo del ayer”. Alzo la vista. Está frente a mí. Se descubre y observo una monda calavera.


Comentarios

  1. Comentado desde tu blog: Indudablemente un libro de papel es insustituíble, al igual que un disco de vinilo. La mayoría de los libros son sensacionalistas con historias sobre guerras, mitologías, etc. Pero un buen libro en realidad es el que te hace sentir bién en cada página, no el que te engancha hasta que no puedes parar de leer hasta el final. Una opinión de un lector difícil, gracias por escribir sobre ello, saludos cordiales Julio!

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