ENTRE ÚBEDA Y BAEZA
Mi agradecimiento a Pablo Lozano Antonelli, que hizo de guía
por las calles de Úbeda y Baeza, mostrando y contagiando
sus conocimientos y entusiasmo por estas dos ciudades.
Mar de olivos. |
Bajo el
sol del verano es todo un lujo poder recorrer las calles de las ciudades de
Úbeda y Baeza en la provincia de Jaén. Lugares que aún conservan la esencia de
una arquitectura inspirada en un Renacimiento temprano gracias a las ideas
humanistas procedentes de Italia. Grandes extensiones de olivares que se
pierden en el horizonte custodian a Úbeda y Baeza, situadas sobre un cerro a 760 metros sobre el
nivel del mar y en tierras bañadas por los ríos Guadalquivir y Guadalimar. La
belleza de su arquitectura que ejercerá una gran influencia sobre la
arquitectura de America Latina, harán que en el año 2003 sean declaradas
Patrimonio de la Humanidad.
Como casi siempre ocurre, por
fortuna para el enriquecimiento de la historia de los lugares, historia y
leyenda se dan la mano en cada esquina.
En Baeza, los hallazgos de sus orígenes se remontan
a la Edad de Bronce en el siglo IV a.C. Pero es el escudo de la ciudad, con su
castillo almenado de oro cargado con dos llaves que hacen referencia al
Alcazar, el que nos habla de un tiempo de esplendor; y la cruz patriarcal alude
a la cruz de fuego que vieron los cristianos sobre la fortaleza cuando huían de
la ciudad, y les dio fuerzas para volver y conquistarla.
En
Úbeda, la leyenda se remonta al rey Idubeda, nieto de Tubal, el que, a su vez,
era nieto de Noé. El escudo de esta ciudad tiene una corona de oro custodiada
por doce leones rampantes, en alusión a “los doce de Úbeda”, aquellos que
vencieron a otros caballeros moros en el cerco de Algeciras durante el reinado
de Alfonso XI, allá por el siglo XIV. Sería esta hazaña la que propiciaría que
Enrique II otorgara el escudo de Úbeda y el título de Muy Noble y Leal Ciudad.
Lo cierto
es que, a lo largo de su historia, estas siempre han sido tierras de familias
nobles en continuos conflictos de intereses.
El reposo de las palomas. |
Pero,
si hay una figura que destaque y sea fundamental en esta zona de la provincia
de Jaén, es Francisco de los Cobos y Molina. Aquel que fuera Secretario
de Estado de Carlos V. Hombre ilustrado; de sus viajes por Italia traería ideas
artísticas del Renacimiento, convirtiéndose en un mecenas de la ciudad.
Lamentablemente, de su palacio sólo queda en pie la fachada de sillería maciza,
donde se puede contemplar el escudo de los Cobos y la Cruz de la Orden de
Santiago a la que pertenecía Francisco de los Cobos.
Fachada de sillería
maciza, donde se puede contemplar el escudo de los Cobos
y la Cruz de la
Orden de Santiago a la que pertenecía Francisco de los Cobos.
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Otro nombre clave en el siglo XVI español fue
Andrés de Vandelvira. Nacido en Alcaraz (Albacete) dejó su saber en obras como
el Hospital de Santiago de Úbeda, llamado “El Escorial del Sur”. Destinado a
los enfermos de bubas hasta el año 1975.
Por cualquier lugar donde se camine en Úbeda, acaba uno encontrándose con algún
monumento. La Casa de las Torres del siglo XVI, Monumento Histórico Nacional,
es otro de esos ejemplos donde la leyenda y la historia se dan cita. En este
caso la de la mujer emparedada, que dicen fue Ana Orozco, casada con Don
Rodrigo Dávalos.
Estatua de
Vandelvira. Uno de los grandes nombres del Renacimiento en Jaén.
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Sin duda, es la Sacra Capilla del Salvador del Mundo el edificio que más ha
llamado mi atención. Fue Diego de Siloé quien trazó el templo por encargo de
Cobos. Pero tuvo que abandonar el proyecto por su trabajo en la catedral de
Granada, y sería Vandelvira y Alonso Ruiz quienes continuaron la labor. Lo más
llamativo del templo es su ecléctica fachada realizada por el francés Esteban
Jamete. En ella se mezclan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento con otras de
la Antigüedad Clásica. Así, es posible contemplar a vírgenes y santos, junto a
escenas mitológicas como las que decoran los contrafuertes que flanquean la
portada y representan a Hércules contra Centauro y Hércules con los toros de
Gerión. El escultor Esteban Jamete, nacido en Orleáns en el siglo XVI, tenía
por costumbre mezclar temas cristianos y paganos, dando lugar a originales
obras como esta de la Sacra Capilla del Salvador del Mundo.
La
historia de Úbeda está llena de interesantes personajes. Aunque hay uno que
destaca por encima de los demás al dejar una profunda huella espiritual en la
ciudad. San Juan de la Cruz, el fundador, junto con Santa Teresa, de la Orden
de las Carmelitas Descalzas; llegó al convento de San Miguel de Úbeda para
intentar curarse de unas “calenturillas” en su pie; pero no lograría reponerse
y murió allí. Su cuerpo fue trasladado de noche a Segovia. Comienza así un
litigio que finalizaría con la devolución de una parte del cuerpo como reliquia
que hoy es posible visitar en el oratorio; además de poder contemplar el lugar
donde murió San Juan de la Cruz, considerado uno de los grandes poetas del
siglo XVI y el máximo exponente de la poesía mística; a pesar de ser pocos los
versos que se conservan de su obra y de no ser publicados hasta después de su
muerte.
Convento de San
Miguel de Úbeda, donde es posible visitar las estancias donde paso los últimos
días San Juan de la Cruz.
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Baeza, por su parte, se abre a la campiña del Guadalquivir y las Sierras de
Mágina y Cazorla, verdaderos paraísos naturales; ofreciéndonos también un gran
número de monumentos de gran valor histórico y artístico.
Si observamos la Puerta de Jaén, podemos imaginar la grandeza de las murallas
que abrazaban la ciudad con más de sesenta torres. Los Reyes Católicos
las mandarían demoler en 1473. Junto a la Puerta de Jaén, el Arco de
Villalar sería erigido por orden de Carlos V para conmemorar la victoria sobre
los comuneros en la Batalla de Villalar.
Junto a estas dos muestras de un pasado glorioso, en la Plaza del Pópolo
destaca la Fuente de los Leones, cuyos elementos proceden de las ruinas romanas
de la ciudad de Cástulo en Linares. Observo como el agua mana de los pétreos
leones y bueyes que la forman, mientras en el centro de la fuente se eleva la
escultura que la tradición dice que representa a Hímilce, princesa ibérica de
Cástulo que se casó con Aníbal.
Fuente de los Leones,
cuyos elementos proceden de las ruinas romanas de la ciudad de Cástulo en
Linares.
Al fondo se puede
apreciar la Puerta de Jaén y el Arco de Villalar.
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Mis pasos me llevan a otro lugar de Baeza.
Concretamente a la Plaza de Santa María, donde encuentro la hermosa fuente del
siglo XVI obra de Ginés Martínez de Aranda. Justo al lado, observo la fachada
de Antiguo Seminario Conciliar de San Felipe Neri, decorada por los “vítores”
que los estudiantes plasmaban en la piedra con pintura roja o sangre de
ternero.
Al otro lado de la Plaza, observo la Catedral de Santa María, que empezó siendo
templo romano, después visigodo, posteriormente mezquita en el siglo XI, para
acabar convirtiéndose en el edificio renacentista que se muestra hoy en
día.
Si San Juan de la Cruz tiene un lugar de honor en la ciudad de Úbeda; en Baeza es Antonio Machado el escritor que dejó su impronta. Llegó aquí en 1912, tras la muerte de su mujer Leonor. Antonio Machado -junto con Miguel Hernández, Bécquer, Espronceda y Neruda- ha sido uno de los poetas que leí con avidez en mi adolescencia.
Antonio Machado, sumido en una profunda depresión por la muerte de su amada Leonor, pidió el traslado a Baeza, donde vivió con su madre y dio clases de Gramática Francesa en el Instituto de Bachillerato de la Antigua Universidad de la ciudad hasta 1919. Mantendría correspondencia con otro de los grandes escritores del 98, Miguel de Unamuno y en 1917 en Baeza conocería a Federico García Lorca al que le uniría una gran amistad. En ese mismo años saldría a la luz la primera edición de sus Poesía Completas. En la calle San Pablo de Baeza, junto al Nuevo Casino, es posible contemplar una escultura Antonio Machado realizada por Antonio Pérez Almahan.
En la calle San Pablo de Baeza, junto al Nuevo Casino, es posible contemplar
una escultura Antonio Machado realizada por Antonio Pérez Almahan.
No quiero finalizar estas líneas sin mencionar al escritor y académico Antonio Muñoz Molina, natural de Úbeda. Su primera novela, Beatus ille, de 1986, tiene como escenario la ciudad imaginaria de Mágina, trasunto de su natal Úbeda. Una lectura muy recomendable al igual que otras muchas obras de este autor.
Otro de los nacidos en Úbeda es Joaquín Sabina, quien, a mi juicio, junto con Joan Manuel Serrat y Luis Eduardo Aute, son los grandes poetas cantautores españoles.
He considerado oportuno mencionar a Muñoz Molina y Joaquín Sabina porque, al preguntar por ellos en tierras de Jaén, me han hablado muy bien de su relación con su ciudad natal, de la que no se han olvidado ni un instante. Creo que recordar sus orígenes dice mucho a favor de ellos como personas.
Calle Melancolía
La descripción de todo el legado artístico de Úbeda y Baeza podría llenar páginas y páginas en los libros. Esto ha sido sólo una pequeña pincelada de algunas de mis impresiones en estas hermosas ciudades. La tranquilidad de sus calles, el continuo arte que fluye en su arquitectura, la huella de San Juan de la Cruz y Antonio Machado tan admirados por mi; todo ha convertido los momentos vividos en Úbeda y Baeza en únicos. No dejéis de acercaros a estas dos ciudades ancladas entre mares de olivos y poseedoras de un Patrimonio Cultural que invita a la contemplación y a zambullirse en su historia.
Calles de Baeza que sirvieron de escenario a la película de El Capitán Alatriste.
en la plaza de los leones, donde esta el arco de villalar y el arco de Jaén y no de Jaca como lo ha puesto. Soy de Baeza y me parece muy importante la corrección del nombre
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