LA GRANDIOSA SOMBRA DE SÓCRATES
En el año 399 a.C. el filósofo
Sócrates daba una lección al mundo al morir por sus ideas. En la actualidad,
matar por las ideas se ha convertido en algo habitual. Hay algunas figuras que
han pasado a la historia y se han hecho míticas por morir por sus ideas. Pero
casi nadie, cuando se habla de libertad y democracia, se acuerda del hombre que
dio toda una lección de integridad y valentía, al ingerir la cicuta que le
había preparado el estado ”democrático” griego, como castigo por sublevar a los
jóvenes y por no renunciar a sus principios delante del tribunal que lo juzgo.
Lo cierto es que Sócrates era un personaje molesto para el poder imperante en
la democracia griega. Y lo era, básicamente, porque enseñaba a la gente, y
sobre todo a los jóvenes, a reflexionar, a pensar, a tener conciencia de sí
mismos y de sus actos; a cuestionar las reglas impuestas a los ciudadanos.
Sócrates era, en definitiva, un hombre que amaba la libertad por encima de
cualquier otro interés. Por eso su
figura no interesa al poder. Es preferible un líder carismático que mueva a las
masas y establezca corrientes que se puedan englobar en unas reglas, normas o
mandatos. Lo que se trata es de encauzar a la masa. Sócrates fue condenado a
muerte porque estaba abriendo las mentes de demasiados jóvenes a un pensamiento
libre. Eso es de lo que adolece la inmensa mayoría de la gente, los jóvenes y
también los adultos en la actualidad. Todos sus movimientos acaban desembocando
en un ideario político o de otra índole. No existe un punto común de
librepensadores que sea ecléctico y diverso, pero que, a su vez, pueda encauzar
sus ideas y hacerlas cundir en la sociedad. No es extraño que a los gobernantes
de cualquier signo les preocupe poco los movimientos que surgen, ya que saben
que son fácilmente controlables. Pero un hombre como Sócrates, unos jóvenes con una ética y moral diversa
pero confluente en la búsqueda de la verdad y la libertad; eso sí les podría
poner muy nerviosos. Entre otras cosas, porque estoy casi seguro que, en un
elevado porcentaje, la mayoría de los gobernantes serían incapaces de mantener
un debate fluido si se saliese del A-B-C que tienen aprendido. Al final, los
hombres pasan; pero sus ideas viven en los que les suceden. Sócrates, sin dejar
nada escrito, inspiró a Platón un gran número de sus obras. Aristóteles siguió
la estela de Platón, elaborando todo un pensamiento diferente. Y así ha ido sucediéndose, hasta que la
filosofía –Qué recuerdo, significa “Amor por saber”- quedó relegada a una
asignatura, a una carrera. Pero la filosofía es algo más que eso. Es todo un
mundo donde las ideas y los conceptos toman forma y se expanden, contribuyendo
a hacer del ser humano un animal
pensante. Veo innumerables reproducciones gráficas de grandes hombres que
lucharon por sus ideas. Pero hay uno que, por decirlo de algún modo, se movió
demasiado y no sale en “la foto”. Se llamaba Sócrates, dedicó su vida a pensar
y fue condenado a morir por sus ideas contrarias al poder establecido que,
recuerdo, al igual que hoy en día, se llamaba democracia. Espero que la muerte
de Sócrates no haya sido en vano y, en algún momento, sobre todo la juventud,
vuelva a beber de las fuentes de la filosofía más pura; y surja una generación
libre de ataduras políticas, religiosas y sociales.
FOTO DE JULIO MARIÑAS |
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