Al menos una vez a la semana, como mínimo, intento volver a los clásicos; sean literarios, musicales, cinematográficos o de otra índole. Hace unos días que he vuelto a ver una vez más el inigualable wester Duelo en O.K. Corral ; que en España vino a llamarse Duelo de titanes . Ni los que nos dedicamos, con mayor o menor fortuna, a esto del arte en cualquiera de sus formas, sabemos donde está la clave de la obra maestra. Uno experimenta, busca, se empapa de conocimientos, intenta y, en ocasiones, como la película que nos ocupa, surge algo magistral. Porque, Duelo en O.K. Corral , queriéndolo o sin querer, está llena de alegorías, de matices, de épica, de disección psicológica de los personajes. Basada en un hecho histórico que ocurrió en un 26 de octubre de 1881 detrás de un corral en Tombstone, Arizona; las versiones cinematográficas han sido muchas y variadas. Destacando entre ellas una de John Ford titulada My darling Clementin , en España Pasión de los fuertes.
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