CALLES
Esas calles terrosas y empedradas de mi infancia
que morían en verdes prados y tupidas malezas;
donde corrí el vigor de mis primeros años,
donde aprendí a caer y, sin queja, levantarme.
Esas calles repletas de gentes bulliciosas y comercios
en el querido barrio de inquieta adolescencia;
donde se fue gestando el tiempo de los sueños,
donde una ciudad crecía y se entregaba.
Esas calles bajo la tenue luz de las farolas
que abrigaron los húmedos y furtivos besos;
donde mi loca juventud latía embravecida,
donde mis manos descubrieron la carne y sus misterios.
Esas calles mojadas después de la tormenta
que vagué con el alma rota en desengaño;
donde fui dejando una estela de fracasos,
donde busqué los dulces pasos ya borrados.
Esas calles en cuesta que van hacia ninguna parte,
que ya mis pies cansados se niegan a subir;
donde no queda nada en los rincones de antaño,
donde el tiempo pasado duerme evanescente.
Esas calles que, como yo, han visto
caer las hojas otoñales de los tristes árboles;
ya no me reconocen ni las reconozco,
porque la cruel losa de las horas nos han vencido.
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Foto ©Julio Mariñas
Compositor y escritor
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