MEDITACIÓN
Un
río fluye sinuoso
entre
valles callados, por quebradas hirientes,
la
vida se derrama en sus giros de espuma
y
besa las riberas de un incierto presente.
El
tiempo balancea su columpio de ayeres,
para
espesar el aire con olvidados cantos,
vestigios
cadenciosos que se van diluyendo
en las fragancias leves de otros atardeceres.
Y en la
lejanía se atisba, una vez más,
una
melodía rota, sin tempo ni compas,
que
el discurrir de agua en intensa oración
va
derramando en gotas de perdida ilusión.
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