EXTRAÑA POESÍA


A la hora en que convulsos se muestran los relojes,
en el instante último de redención y entrega,
cuando el árbol quejoso al borde del camino
mueve su copa espesa de verde y desvarío,
sobre la espuma blanca de solitarias playas,
en la cumbres heladas retadoras del cielo,
a la orilla de río fugaz e impetuoso,
por los espesos campos donde la hierba baila,
bajo el influjo extraño de la luna en otoño,
en el preciso instante que roza el infinito,
allí en donde habita el arroyo escondido,
buscaré sin descanso el latido imparable
de tú alma y la mía, extraña poesía. 


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