Entradas

Mostrando entradas de julio, 2014

RELATOS ROTOS - IV - EL DESCONOCIDO

Imagen
    Llegó una fría mañana de otoño quebrando con su paso lento y cansado algunas de las hojas secas del camino. Las gentes lo miraban extrañadas y hacían el silencio a su paso. Entró en el bar de Natalia con gesto inexpresivo y la boca entreabierta -apenas perceptible a causa de la poblada barba- por un cansancio acumulado durante años.     -¿Qué va a tomar?     -No tengo dinero –su voz sonó hueca y rasgada, susurrante.     -Pues empezamos bien.     -Yo te pago lo que tome –dijo un anciano enjuto sin levantar la vista del vaso de vino; como si en el rojo líquido residiera el misterio de la vida aún sin resolver.     - Estás muy generoso hoy, Anselmo.     Ya has oído, forastero.     -Un bocadillo de lo que sea y un café con leche bien caliente.     -¿Queso?     -Queso está bien.     Aunque la primera impresión fue que podía estar hambriento, no lo  parecía a juzgar por la lentitud con que comía. Lo hacía con pausa, saboreando cada bocado. A pesar de su corpulencia,

RELATOS ROTOS - III - PARA CUANDO LLEGUE EL INVIERNO

Imagen
    Estaban sentados en aquel cuarto oscuro, tétrico a pesar de la luz de estío que entraba por la ventana iluminando parte de la habitación. ¿Has acabado los deberes? Pregunta sin dejar de calcetar. No, aún no. ¿Entonces qué haces leyendo ese libro? Es el que me regaló papá. Déjame ver. Tu padre no entiende que sólo tienes diez años. Entonces, Raúl calla. Sabe que comienza el largo parlamento de su madre. Esa señora de no más de cuarenta años con el pelo entrecanado recogido en un moño, prematuramente envejecida. Ahora luce el sol ahí fuera, Raúl. Pero no será por mucho tiempo. Siempre llega el otoño, y después el invierno; y, para cuando llegue el invierno, uno debe estar preparado. Raúl escucha con resignación las lentas y sentenciosas palabras de su madre, deseando que acabe para poder volver a la lectura. Ahí llega tu padre. Pedro, pequeño pero corpulento, entra con una sonrisa y da una palmada en la espalda de Raúl. Sin darle tiempo a saludar, Clara lo increpa con irónica suavi

RELATOS ROTOS - II - RITMOS PERSISTENTES

Imagen
    Los amantes están sentados en el banco del parque, la cabeza del amante en el pecho de la amada escucha los latidos del corazón. Mientras la ternura envuelve a los jóvenes enamorados, hay otros ritmos persistentes que agreden el oído en habitaciones de hospital, porque son de corazones ya gastados, ahí, en el final, cuando todo está decidido; aunque insultante la calle sigue bullendo de sueños, ilusiones e intensidad; ajenos los viandantes a los dramas gestados en cuartos asépticos. Todo está mucho más cercano de lo que imaginamos. Fluye el tiempo en el reloj de pared, sonoro tic-tac quebrador del silencio y la oscuridad de los hogares vacíos, abandonados por sus habitantes aún a su pesar, rumbo a esperanzas hospitalarias, cuando la vida ya no es tan nuestra y late en las manos de otros. Siguen habitando en su paz los amantes del parque aprovechando el sol de primavera. Ha sus oídos llega el persistente ritmo del redoble de un tambor, seco, expeditivo, dando paso a la marcha fúne