UN VIAJE AL MAR INTERIOR - Un blog de Julio Mariñas

 

  En la época oscura fumé y bebí la vida, y anduve callejones sin luces ni salida. La aurora me encontraba siempre en algún lugar perdido de la ciudad, que nunca era mi casa. Mi mundo de entonces era gris, solitario y feo; pero la juventud hacía que la vida me amara.   Por sótanos de aquellos que la ciudad esconde, encontré damas tristes como mi faz de invierno. Los cuerpos del olvido me asediaban al alba, para que no llegase a conciliar el sueño.   Fue una época oscura, de la que no recuerdo muchas cosas vividas porque, al abandonarla, un velo de discreción abrazó mi memoria.   ----------

 

  Y SI AMANECE Y si amanece y las nubes de penumbra elevan a los pájaros del llanto,  qué importa, amor, después de haber amado tanto y abrasarnos dentro de todo lo prohibido.   Que el cielo caiga y la tierra se abra, que el tiempo se ahogue sobre el infinito, si tú y yo ya hemos gozado el paraíso,  morir no es más que burlar al destino.   ----------

  BUSQUÉ Busqué el rostro difuso de tu sombra arrastrada por las calles antiguas de un otoño lejano.   La lluvia en mis cabellos largos y revueltos, salvajes como yo; joven loco de amor. La noche iba meciendo mis pasos descuidados, mientras pensaba en ti y en tu ausencia sonora.   Cómo no recordarnos tan salvajes, tan locos, amándonos y, al tiempo, amados por la vida.   Han pasado los años; inviernos fríos, constantes, marcaron en mi rostro las huellas de las horas. Pero, a veces –qué extraño-, vuelve a mi pensamiento el rastro de tu sombra y las calles mojadas.   Pasa como un suspiro; deja un leve matiz de pena en mi interior, y se pierde en la noche.   --------     ©Julio Mariñas Compositor y escritor

 

 

 

 

  Ayer, Amé la vida con una pasión ciega. El mar y yo éramos uno; Tempestuosos, indómitos, salvajes. Un continuo río de savia adolescente llenó mis aguas de juventud y fuerza.   Ayer, Los verdes campos eran nuestro lecho, las playas, las aguas cristalinas, y lo frondosos bosque misteriosos. Allí, nuestros briosos corceles, sin monturas, sin bridas, sin espuelas, cabalgaron agotados hasta el éxtasis.   Ayer, Cuánto exprimí las primaveras llenas, Los cálidos veranos de sudor dulce, Los otoños de parques tapizados de hojas secas, Los inviernos de besos húmedos bajo la lluvia.   Ayer, Fue el tiempo de descubrir y la aventura, de buscar el amor y el sexo hambriento; la escuela de la vida que no reside en ningún lugar; sólo en todas partes.   Ayer, Buscábamos el secreto de la existencia, sin mapas, sin rutas prefijadas; y, a veces, lo hallábamos turbio y negro; y, otras, lo encontrábamos luminoso y bello.   Ayer, Aún sigue aquí, y seguirá hasta el día en que mi último aliento desvele el fina

  DESENGAÑO A qué hora cruenta golpeaste en mi puerta, favorito del tiempo, Desengaño.   Desde que tú llegaste, las horas se suceden y amontonan en los rincones más toscos de mi alma.   La vida es una almadía que nos lleva por inquietantes mares y, al paso de los días, va perdiendo sus troncos, desgastados en su largo periplo hacia la nada.   Hoy veo sobre las aguas mansas flotar las flores marchitas que arranqué cuando aún la primavera era mía.   Todo se fue, todo se diluyó; y, ya nadie escucha mi quebrada voz cuando grito al paso de los veleros que navegan hacia ninguna parte.   ----------

 

 

 

  NAUFRAGIOS Como esos navíos que zozobran  en las costas lejanas de islas perdidas; así fui de naufragio en naufragio, intentando calmar mi hambre en cada arenal o ensenada; playas de arenas finas, gruesas, blancas o morenas; rocas quebradas, redondeadas o filosas; vegetaciones ralas, altas o tupidas.   De todos esos naufragios hoy me quedan imperceptibles restos en el cuerpo, cicatrices visibles o invisibles, y la gran plenitud de haber vivido. ----------

 

 

  Allí… Donde las naves que surcan los mares ya no pueden variar su rumbo; Donde los senderos entre maleza llevan hacia ninguna parte; Donde ya no hay humanos, ni plantas, ni animales; Donde los ríos jamás llegan al mar;   Allí… Donde no conocemos, tan solo imaginamos; Donde el ocaso y el alba han quedado fundidos sin remedio.   Allí… En la profundidad de lo profundo; En la nada de nada; En el vacío que es para no ser.   Allí… Sin sueño ni vigilia; Sin dioses ni mitologías.   Allí… No sé muy bien de dónde hablo… ----------

  Una luz en el borde del abismo, Unas palabras que no dicen nada, El tren que nunca regresó se ha detenido en alguna estación ya abandonada.   Crecen las amapolas sobre las vías muertas, Se marchitan los pétalos del alba, En un silval perdido entre malezas hay ruinas dolidas y ovaladas.   Cuando sobre los altos montes silenciosos se alza la luna cual medalla blanca, entre ausencias y amores ya perdidos aullan los lobos de la madrugada.   ----------

 

 

 

  VOLVER Y volver a escalar las ruinas del olvido, para intentar recordar lo que fue y lo que ha sido, lo que pudo ser y ya nunca será.   Embriagarse de amor y, en un instante, alcanzar las altas cimas del delirio; ser lascivo, audaz, desaprensivo; con tal de no extinguir la luz y el arte.   Expresar con un gesto, una mirada, un mundo de infinitas sensaciones; abrigar, proteger y armar pasiones, para que sobre las horas desgastadas no hagan su nido inciertos gorriones.   Así intento y he intentado gastar la vida libre y sin barreras, liberado del mundos y sus quimeras, sin dar ningún resquicio ni guardar el más mínimo rastro en mi escalera. ---------

 

 

 

  La noche se abate lentamente y ya no canta el ave en la retama; sufre el doliente, goza el que ama, mientras el tiempo pasa indiferente.   Las horas lloran, ríen, mienten. En el balcón, callada dama, la muerte desciende sobre la cama y el cuerpo inerte ya no siente.   Suena a los lejos la canción, la lejana y extraña melodía, el vals de juventud y de pasión   que sonó cuando un día, triste amiga, roto y herido sangraba el corazón mientras la noche devoraba al día.   ----------