DE LA EXISTENCIA IX

 



En la época oscura fumé y bebí la vida,

y anduve callejones sin luces ni salida.

La aurora me encontraba siempre en algún lugar

perdido de la ciudad, que nunca era mi casa.

Mi mundo de entonces era

gris, solitario y feo;

pero la juventud hacía que la vida me amara.

 

Por sótanos de aquellos que la ciudad esconde,

encontré damas tristes como mi faz de invierno.

Los cuerpos del olvido me asediaban al alba,

para que no llegase a conciliar el sueño.

 

Fue una época oscura, de la que no recuerdo

muchas cosas vividas porque, al abandonarla,

un velo de discreción abrazó mi memoria.

 


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