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Mostrando entradas de marzo, 2016

UN BLUES LEJANO

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Un blues lejano anclado en el paisaje del recuerdo Desde el vacío que anida en calles solitarias Hasta mi ha llegado incisivo e irreverente, Sincopado canto de musas dolidas por los años, Pentatónica escala menor herida en su quinta disminuida; Viene del tiempo en que tu scat brioso Invadía mi alma y mis sentidos. La ciudad nocturna y enigmática Acogía la música, mientras, soñadores y amantes, Nos dejamos llevar por el embrujo del jazz Y el doliente gemir de una trompeta, un saxo o un trombón Procedente de algún recóndito nido De humo, alcohol, pasión y rotos sueños, Para quebrar la noche y sus misterios. Un blues lejano anclado en el paisaje del recuerdo Desde el vacío que anida en calles solitarias Hasta mi ha llegado incisivo e irreverente, Sincopado canto de bellas ajadas por la vida, Pentatónica escala menor herida en su quinta disminuida; Viene del tiempo en que tu dulce feeling Invadía mi corazón abierto.

LA DANZA DE LA VIDA Y LA MUERTE

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Dibujo de Julio Mariñas para su relato "Los Demonios de las Cumbres"       He visto a la Vida y la Muerte danzando entre la luminosidad de la primavera y las tinieblas de un invierno frío; allí, más allá de las nieves perpetuas donde el alma busca la soledad en un desafío al tiempo y el espacio. Sobre los ciclópeos muros en ruinas de lo que en otras épocas fueron florecientes imperios de abundancia y placer, necrófagas aves custodian silentes, difusas manchas en parajes olvidados de sueños no cumplidos; mientras los cuervos atraviesan cielos de lóbregos presagios. Así, en esta primavera de 2016, bajo un manto de flores que habla de un amanecer calmo, evoco un tiempo de caos y exuberancia donde espectrales formas bailaban frenéticas danzas con voluptuosas hembras lascivas y sensuales; allí, cuando la vida era libar la inacabable copa de lujuria y desvarío que no tenía fin. He visto a la Vida y la Muerte danzando entre la belleza de una calma tensa y el torbellino de pla

LA SIRENA Y EL LOBO - Marzo de 2016

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Con tu cabello al viento, libre de ataduras, elevando la voz en un largo grito del que se hacen eco los montes y los valles;  conocedora del llanto y de la risa; alzas la mano y extiendes el brazo  para frenar lo injusto de la vida, para abrazar lo bello y lo esencial; tú que eres el faro que alumbra a un perdido navegante como yo; la sirena que en otro tiempo varó en las costas lejanas de juventud  y sueños; mujer, verso inconcluso, misterio que encierras todos los misterios en tu cuerpo de fuego, en tu boca insaciable de besos infinitos; a ti, en esta hora quieta, puedo seguir diciendo, sin encontrar palabras suficientes, lo mucho que deseo y lo mucho que con furia inconsciente sigo amando.

RELATOS ROTOS - XV - UNA NOCHE

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     Hace mucho de esa noche. Tanto, que la bruma que entonces flotaba en el ambiente generada por el humo de los cigarros a medio consumir, parece haber disipado aún más tus sensuales formas. El viejo piano estaba allí, en un rincón oscuro y olvidado, dispuesto para aceptar las temblorosas manos de cualquier despojo de la noche que se animase a tocarlo. La juventud aún no me había abandonado del todo, pero yo era un alma atormentada. El discurrir de la vida demostraría que no tan castigada como creía. Pero sí un solitario herido por el desamor y la vacuidad a la que me abocaban mis reflexiones. Por eso, aquella noche, me senté al piano y, con mi torpe técnica de músico hastiado, dejé que mis dedos se deslizasen por sus amarillentas teclas. No sé qué viste en aquel melenudo y mal afeitado despojo, para decidirte a recorrer la distancia que separaba la barra del bar del piano y apoyarte en él, clavando en mí tus almendrados ojos de mirada acuosa. Al instante nos sentimos identific

AGONÍA EXISTENCIAL

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Hay un llanto inconcluso, un mudo grito desgarrador, algo inexplicable que abrasa el alma, un no sé qué; conmueve el pensamiento, remueve las entrañas, y se pierde en la noche de los tiempos. ------------

AQUEL VIGO LEJANO

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         Vigo, aquella ciudad acariciada por el mar, en un tiempo no muy lejano, cuando las dunas eran la antesala de arenales con aguas cristalinas; hoy devorada por un urbanismo irresponsable que ha privado a los vigueses de infinitos rincones junto a las aguas. Vigo, la Bella Dama Herida de Muerte.

LA VERDAD SECUESTRADA

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    Como en una interminable fábula dramática y desasosegante, ha ocurrido siempre, en un torbellino infinito de ambición y poder gravita el ser humano sin despegarse de su vanidad y soberbia, pretendiendo acallar la voz de poeta, despreciando todo lo bello del agreste paisaje que le dio la vida, arrinconando la belleza de las formas, haciendo oídos sordos a la música de los sueños. En definitiva, secuestrando la verdad, para que el mundo no se atreva a sentir y pensar con la pureza del interior más profundo. Y así, hasta convertir la tierra en un delirio histriónico y espeluznante, donde lo único real, el arte, yace soterrado en la losa insultante del progreso.

EL TIEMPO SIN RESPIRO

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    Escurridizo ofidio silencioso que sutil se desliza entre las carcomidas tablas de ruinosas construcciones ubicadas en inhóspitos parajes olvidados del mundo y de los hombres allí donde el toc toc de un metrónomo persistente ha dejado de marcar su monótono latir para siempre mientras las secas hojas de otoños muy lejanos aún son de cuando en vez arrastradas levemente por algún viento distraído proveniente de otras latitudes más cálidas o acaso gélidas y solitarias en las cuales los hombres apenas dejan huella porque son las tierras de los olvidados dioses en las que olas de azul intenso vierten su espumosa furia en albas de boreales cielos sin que el silencio deje de reinar en un ciclo interminable ajeno al débil rastro que leves humanos dibujan presurosos por asfálticas rutas controladas a través del nocivo raciocinio propiciador de la muerte del alma y sus misterios en un devenir vacuo e incierto ajeno al caminante solitario que se vislumbra en los sen

RELATOS ROTOS - XIV - INTERROGATORIO

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    -Buscamos un perfil muy concreto de individuo; así que, defínase.     -¿Definirme? No entiendo.     -Se lo facilitaremos con algunas preguntas.     -De acuerdo.     -¿A la izquierda, a la derecha, o, tal vez al centro?     -¿Izquierda, derecha, centro…? No comprendo.     -¡Vamos, vamos! No nos haga perder el tiempo. Nos estamos refiriendo a su ideología política.     -¿Ideología política?     -Sí, ideología política.     -¿Y eso qué es?     -¡No se haga el tonto! Todos tenemos una ideología. Concretemos. ¿Usted cree en la democracia o la dictadura?      -¿Creer? Creo tener una idea aproximada de lo que es una dictadura. Pero… ¿Democracia? No sabría definir sus características.     -¿Usted no sabe que vivimos en una democracia?     -Algo he oído. Puede ser que las democracias se diferencien de las dictaduras en que las primeras las encabeza un tirano y en las segundas mandan muchos que hacen creer a las gentes que el poder reside en los ciudadanos,

RELATOS ROTOS - XIII - EL CABALLERO HERIDO

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     Dijeron verlo por el camino que serpentea entre frondosos bosques y quebrados roquedales, allí donde en los cielos señorea la rapaz vigilante y al borde de los riscos los buitres leonados dibujan su silueta en el atardecer calmo. Iba herido en su costado del que brotaba un reguero de sangre; herido de muerte concluyeron todas aquellas gentes que lo vieron pasar; los campesinos de los pequeños pueblos, los jóvenes que retozaban en los ríos, los pastores solitarios, incluso algún peregrino o vagabundo. Como en una agonía sin fin, parecía dejarse ver en diferentes épocas, siempre digno sobre su negro caballo perlado de sudor que lo llevaba con paso cansado y tambaleante. Así se fraguó la leyenda del Caballero Herido. Aquel que después de tantos lances fue por fin derrotado. Porque, tarde o temprano, el destino pone hasta al más valiente frente a un enemigo letal. Pero, el Caballero Herido, no consintió, como así le aconsejaron aquellos que lo querían, ser liberado de su m

RELATOS ROTOS - XI - UNA NOCHE

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Pintura de Julio Mariñas   Sombra que camina entre sombras, claroscuros de una noche sin luces de neón, ni tambaleantes borrachos; apenas las farolas del Puente Viejo como lúgubre procesión estática detenida sobre el Río Pardo, son referente en la espesa niebla que gravita sobre las aguas; y la silueta esquiva discurre por estrechos callejones de paredes húmedas, acuosas, chorreantes de líquido turbio, a veces ensangrentadas; las ratas, sí, las ratas corretean la penumbra con sus costados peludos rozando esos muros; laberíntico entramado que una sombra sin rostro, sin rasgos determinados, silente transita en busca de un algo aún no esclarecido.     En el viejo cuarto, a la tenue luz de una vela, una pluma entinta el papel elaborando frases, intentando desgranar conceptos y situaciones, buscando respuestas. La misma pluma que sirve para escribir bellas palabras, también puede firmar sentencias de muerte. Los medios creados por el ser humano poseen siempre esa ambigüedad manifi

LO QUE QUEDA DE LA VIDA (MEMENTO MORI)

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    Yo no estaré. El mundo que conocí, ese que fue sólo mío, se desvanecerá en la bruma de una laguna oscura y tenebrosa. La vida es una broma banal que, apenas esbozada, se diluye en un firmamento sin estrellas. ¿No veis los muertos? con esa quietud tan fría y desencantada. Cualquiera diría que un día han sentido y han tenido sueños e ilusiones. El consuelo del hombre es pensar que no olvida a sus muertos, que sigue cuidándolos y brindándoles honores. Pero es una deformación cruel de la realidad. Los humanos recuerdan sólo a los vivos; es decir, recuerdan a esos que ahora son muertos y antes estaban vivos. Nadie, salvo casos tenidos por excentricidades, rinde adoración al cadáver putrefacto, el mondo esqueleto o las cenizas, como tales. Por eso, el hombre teme a la muerte; porque los muertos quedan solos y olvidados. Nadie quiere ver la imagen de lo que amo en unas cuencas vacías; sobre todo porque esa negrura circular les muestra que un día también serán eso. Lo que queda de

RELATOS ROTOS - XI - EL PISO 14

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    Me esperan en el Piso 14. Hay una larga sucesión de peldaños polvorientos para subir hasta el Piso 14, y las maderas crujen agónicas como pensamientos quebrados. La vida se estrella sutilmente contra los amplios ventanales de entreplantas. Llueve; no puedes imaginar como llueve. Es una lluvia fina y pretenciosa que impide cualquier visión del exterior. Entonces también llovía; en aquella mañana en que advertí la soledad por vez primera como una losa que bajase lenta sobre mí. Un niño que no tendrá más de seis o siete años desciende jovial y distendido sin miedo a una posible caída; el pasamanos para él no existe. Para mí, sin embargo, es una ayuda inestimable en mi ascenso hasta el Piso 14. Una puerta se cierra a la altura del piso 5; es de maderas nobles; sin duda será el umbral de un apartamento señorial con techos altos y mobiliario rococó. Creo que alguien me espera más arriba. Sino para qué esta ascensión agónica. A medida que avanzo, la escalera

LOS DÍAS

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     Ese recogimiento otoñal de los días grises, cuando el mundo parece distante y en el horizonte hay una pátina nebulosa que invita a la meditación y el sueño.          El primer atisbo de luz primaveral cuando las golondrinas parecen tener nombres propios y danzar para nosotros.          Los estíos calurosos de cuerpos bronceados entregados a la arena y el mar.          El invierno rotundo que blanquea los montes y anegada con sus lluvias un cielo difuso.          Por todos esos días que han sido, que son y que serán; cómo no amar la vida con su ecléctico pelaje de matices y sueños. 

CUANDO ÉRAMOS JÓVENES

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     Bebimos la vida en el oculto manantial que brotaba impetuoso en el rincón más profundo del espeso bosque donde habitaban los pájaros del viento. Aquellos que nunca vimos, pero sabíamos de ellos porque escuchábamos sus  cantos  melifluos . Después de saciar una primera sed, descendíamos por los verdes prados que bajaban presurosos hacia ríos caudalosos plenos de espuma y sueños. Así fuimos desvelando los misterios de parajes insólitos, donde las ruinas de pueblos abandonados, de fortalezas o templos semiderruidos, nos invitaban a sumergirnos en las zonas más ocultas del tiempo y de la vida. Todo eso ocurrió cuando éramos jóvenes. Rompimos las velas y navegamos al pairo desafiando galernas en mares encrespados, para llegar a las costas más insólitas, a islas salvajes. Eso fue no hace mucho… Acaso menos de lo que cabría esperar… Fue entonces… Fue allí… Cuando éramos jóvenes.

LA PEQUEÑA CABAÑA

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    Existió una vez una pequeña cabaña que hicimos con maderas pobres en la que apenas había sitio para un lecho y una mesita donde reponer fuerzas al final de la jornada. Iluminaban su interior las velas encendidas de ilusiones y sueños. Aunque nunca hablo de ella, sé que habita en mi interior como vívido testimonio de un tiempo de juventud y pasión. Nuestra pequeña cabaña se erigía orgullosa entre lujosas casas con piscina, en una tierra tan nuestra de frutales y cultivos. Fue… no hace mucho… en los años de insomnio y pasión; esos que siguen vigentes.

RELATOS ROTOS - X - EL MARINERO

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         Surcado, zaherido, perfilado por profundas, contundentes y rotundas arrugas, el rostro moreno del marinero recibe el aroma del viento del Norte en su piel; sentado en la roca con la pipa entre los labios. Lejos han quedado las travesías por mares inciertos. Un cormorán moñudo se precipita en picado sumergiendo su cuerpo bajo las aguas en una escena de libertad mágica de la naturaleza. La tranquilidad de lo vivido es una pensión que no requiere cotización ni esclavitud al trabajo, sencillamente se va labrando al discurrir de los días asiendo la vida con intensidad, agotando las horas de vigor y  sueños. El marinero calla porque es dueño de silencios que son los ropajes que envuelven la experiencia. En la arena de la cala cercana, unos niños juegan bulliciosos rompiendo la placidez del entorno. El marinero semeja una estatua sobre las rocas. Así, hierático, va pasando la jornada hasta que el sol del atardecer enrojece el horizonte para dar paso a una noche de pleniluni