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Mostrando entradas de julio, 2022

OTROS VERANOS

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  Aquel verano de infancia; Playa de arenas finas; Mar azul, azul, azul; Espumoso latir de olas amables.   Madre, el azul de tus ojos -como las aguas del tiempo de niñez- guardianes, protectores; cálidos, infinitos.   Aquel verano de adolescencia; Después de la verbena caminaba las mojadas piedras en la madrugada incierta, abatido;   La tormenta furiosa empapaba mi traje de músico errabundo; Perdido por las calles de aquel pueblo   -hoy lejano- después de desengaño.   Aquel verano de roja juventud; Calor de sol, frescura de la espera; Me amaste y te amé; La vida se rindió y, después, nosotros. --------     ©Julio Mariñas Compositor y escritor  

EL TIEMPO ACTUAL; LOS OTROS TIEMPOS

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      El planeta se ha convertido para el homo sapiens en una gigantesca pantalla donde, por fin, cabemos todos. Y no sólo eso; sino que podemos ser sabios en cualquier materia para opinar sentando cátedra. Así, en este inmenso y etéreo escenario al que los humanos damos forma utilizando pequeños artefactos que, para la mayoría de la gente, se han convertido en un nuevo apéndice de su propio cuerpo; en base a unos datos rápidos, breves e impactantes que recibimos o enviamos; podemos juzgar o ser juzgados física, psicológica, moral e, incluso, sentimentalmente; y dictar las sentencias o ser sentenciados sin buscar la profundidad y sin importar la repercusión que dicha actitud pueda tener sobre los otros, sus familias, amigos, trabajos o entornos sociales en los que se muevan.     Desde hace años, con acierto o no, se habla de conspiraciones y de elementos en la sombra; pero, la realidad es que, la mayoría de los seres humanos que llevan un artefacto en la mano que sirve para algo más

PENSAMIENTOS

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DONDE FUIMOS

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  DONDE FUIMOS Si regresan las aves de antiguas primaveras, háblame amor del tiempo donde fuimos, de aquel rumor del viento en las verdes praderas, del transcurrir sereno de arroyos cristalinos.   Cuando brote una vez más la flor de grana y oro, pero no puedan verla mis ojos ya cansados; hazme recordar de nuevo el antiguo tesoro que supimos hallar y aún no está olvidado.   Dime, entonces, amor, que no fue un vano sueño, que vivimos en loco desafío al cruel dolor, en un lugar en donde el tiempo no tenía dueño y nuestras almas aún conservaban fiero ardor.   Cuando la lluvia sobre los cristales fríos ahogue cualquier posible abrigo al corazón, volveré a nuestro paraíso con mayores bríos, para, con voz quebrada, cantar la   última canción.   ---------- ©Julio Mariñas Compositor y escritor