Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2011

FRANÇOIS TRUFFAUT – LOS DULCES SUEÑOS Y LA CRUDA REALIDAD (PARTE II)

Imagen
    En la carrera de los dos hombres y la mujer sobre el puente de hierro, hay un claro vencedor, “Ella”. Si bien es cierto que hace trampa empezando a correr antes que finalice la cuenta atrás, Catherine, el personaje que encarna Jeanne Moreau en la película de Truffaut “Jules et Jim”, queda perfectamente definido sin palabras en esta secuencia tan cinematográfica. A lo largo de toda la película, la mujer, en este “ménage à trois” aderezado por otros amores que colindan   con el trío principal, lleva siempre la iniciativa, aún cuando la situación se le vuelve más adversa. Dos serían las novelas de Henri-Pierre Roché que Truffaut adaptaría al cine. Una, esta que nos habla de un triángulo amoroso entre una mujer y dos hombres. Y otra, curiosamente, un triángulo amoroso entre dos mujeres y un hombre, en “Las dos inglesas y el amor”. Remitiéndonos nuevamente a ese instante de explosiva libertad, la mujer se ha pintado un bigote y lleva una gorra que le da un aspecto de garçon rebelde.

FRANÇOIS TRUFFAUT – LOS DULCES SUEÑOS Y LA CRUDA REALIDAD (PARTE I)

Imagen
    Con motivo de mi próximo viaje a París, he vuelto a ver la filmografía de François Truffaut. Como siempre, encuentro en este cine, tan francés y al mismo tiempo tan universal, toda la sencilla maestría de uno de los grandes directores de la historia de séptimo arte. El “enfant terrible” de una generación de apasionados por el cine que, a pesar de su carácter rebelde y contestario, lo acogió con los brazos abiertos. Godard, Rohmer y otros muchos, entre los que destacaría André Bazin, fueron de gran ayuda al muchacho de infancia complicada que había sido François Truffaut; salvado de una vida gris, gracias a su pasión por la literatura y el cine, por su incansable ansia de aprender y conocer todo lo relacionado con el celuloide. En sus películas, detrás de una aparente sencillez, supo combinar el romanticismo y la cruda realidad, la autobiografía y los sueños, el amor y la muerte, la infancia y la madurez, la pasión y el desamor. Lo hizo tan magistralmente, que su cine no ha enve

LUGARES OLVIDADOS POR LOS DIOSES. PINTANDO SUEÑOS

Imagen
Fue un tiempo de húmedas habitaciones donde, cuando el invierno llegaba, las paredes se decoraban con negras manchas y el viento se filtraba por las ventanas. Un tiempo de oscuros bajos apenas iluminados. Pero, a mí alrededor sólo veía luz, porque tenía mis manos llenas de juventud y de bohemia. Las noches no tenían dueño. Sumergidos en las sábanas de solitarias camas en perdidos hostales de carretera, forjamos sueños que permanecen incorruptibles en el altar de las altas montañas de los Lugares olvidados por los dioses. Hay un lienzo escondido por cada ilusión surgida de los días eternos en que la vida se llamaba “Inmensidad”. El pincel recorría el cuadro apenas esbozado y mi muñeca era incansable. Nunca logré plasmar tu hermoso rostro. El amor no se puede expresar con nada. El arte, que creemos tan grandioso, apenas es un leve intento de acercarse a esa pasión irrefrenable que habitó mis días y mis noches. Las líneas que hoy escribo, los cientos de poesías que duermen en los cajone

UNA INFANCIA Y JUVENTUD DE CINE

Imagen
     El primer recuerdo cinematográfico tengo que agradecérselo a mi madre que, cuando apenas tenía ocho años, me llevo por primera vez ante la gran pantalla. En el cine Avenida proyectaban como siempre un programa doble en sesión continua y una de las películas era “Los crímenes del museo de cera”.     El impacto que causo en mi, la extraña mezcla de miedo y fascinación por lo desconocido; la cara de Vicen Price surgiendo deformada entre las sombras hizo que, sin darme cuenta, el cine entrara en mi vida para nunca más abandonarla Recuerdo el primer número del TP con “El fugitivo” en la portada. Hojeé muchas veces aquellas primeras revistas sobre televisión. Entre sus páginas había una que mostraba esta cara de Lon Chaney -el hombre de las mil caras, actor para mi desconocido entonces- en “El fantasma de la ópera”. Creía estar viendo la propia muerte. Una y otra vez abría la revista en una relación de amor-odio con lo sini