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Mostrando entradas de febrero, 2011

LA INVISIBLE LINEA ENSANGRENTADA - JULIO MARIÑAS

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    Hace años que, para bien o para mal, las imágenes de guerra llegan a nuestras casas a través del televisor. Imposible no conmoverse ante la crueldad que el ser humano puede llegar a desarrollar. No es nada nuevo. Sobre la historia del hombre gravita siempre un rastro de violencia. Entre esas imágenes, han sido dos de ellas las que siempre me han impactado; más que los cuerpos destrozados o las bombas cayendo sobre las ciudades. Una es la mirada de los niños. Esos inocentes que viven la irracionalidad de sus mayores sin haber tenido tiempo de asimilar lo que es la vida; incluso sin poder discernir aún con claridad el bien del mal. Otra de las imágenes que quiebran el alma es la de los ancianos. Una mirada cansada pero firme, resignada. Unos ojos que nos están diciendo: “Yo hice mi vida creyendo en un mundo mejor, y ahora no tengo casa, ni tierra. Todo me lo han quitado”. Hay un río que baja turbio. Cada mañana al despertar podemos sentir el aliento del monstruo de la avaricia y la

DE VERANOS CÁLIDOS, LITERATURAS Y PERSONAJES ILUSTRES - ESCRITO POR JULIO MARIÑAS

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    Fue un largo y caluroso verano de hace ya “algunos años”. Después de subir las estrechas y empinadas calles rodeados de casas blancas y de toparnos con algún solitario “galgo corredor” de aquellos que Cervantes hace mención en las primeras líneas de su obra “Don Quijote de la Mancha”, llegamos al cerro de la Paz de Campo de Criptana para contemplar los mencionados Molinos. “Gigantes” contra los que el valeroso D. Quijote entró en “fiera y desigual batalla”. Aún doce de ellos quedaban en pie cuando en 1905 el escritor Azorín frecuentó estos lugares. Desde este cerro, bajo un sol de justicia, contemplando la planicie manchega que parece no tener fin, es muy fácil trasladarse a la acción que transcurre en el capítulo ocho del citado libro, y ver al famoso Hidalgo suspendido en el aire junto con su escuálido Rocinante, para acabar rodando maltrecho por el árido suelo del lugar. Así, como en otras de las muchas aventuras de este personaje, nos enseñó Cervantes que más vale perseguir lo

HE AMADO

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He amado las formas de tus formas, la tibia sensación de tu cálido aliento, el fulgor incesante del éxtasis supremo, la intensa expresión de tu mirar salvaje. He amado las huellas de tus pasos, el tierno acariciar de las gráciles manos, las invisibles huellas de lágrimas sin días, el fruto desgajado de tu vulva lasciva. He amado el perfume perenne de la piel entregada, la voz acariciante suspendida en el aire, la herida de tu herida, una brizna de amor desafiando al vacío. POESÍA DE JULIO MARIÑAS Foto del autor Obra inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual