UN VIAJE AL MAR INTERIOR - Un blog de Julio Mariñas

  Tu mirada salvaje sonreía plena de intensidad y ensueño. Yo te llené de flores; Tú me diste palabras dulces de consuelo. Parecías decir Sí al decir No; y lo entendí y lo entiendo.   Nuestros caminos se cruzaron en momentos de penosa asincronía; y la otra noche regresó a mi mente tu recuerdo; ratificando una vez más que hay historias breves inconclusas más intensas que otras de cuerpos enfrentados.   Pudo haber sido. Han pasado más de treinta años. Te imagino lejana, en aquel tiempo en que te conocí; diosa de bronce y pelo ensortijado, saliendo de las aguas rotunda pero ausente.   Las caracolas del amanecer cantan sobre la juventud pasada que hoy regresa; y tú, como yo, serás ya cincuentona; si es que acaso existes o, sin avisarme, el tiempo te ha llevado hacia la nada. De cualquier modo, en el ahora, en este otoño incierto y tormentoso, al evocarte en mis callados sueños, siento que aún conservo en la memoria tus dulce

©Julio Mariñas Compositor y escritor

  Amor que con uñas afiladas persistes en asirte al precipicio en un intento vano de no caer   a las fauces del tiempo y del olvido.   Amor hecho de furia desmedida, con tintes de lascivia y desenfreno; hemos cruzado la senda prohibida navegando entre mares tempestuosos para acabar durmiendo la fatiga   en quietos arenales crepusculares.   Amor que desafiaste los sentidos en la soledad de habitaciones viejas. Reconozco que por ti todo entregue y que todo lo perdí por ti. Y hoy proclamo: “De nada me arrepiento”.   Amor; desde la adolescencia y juventud, y en esta madurez en que me hallo,   sigues latiendo como el primer día, porque eres el sentido de mi vida.   Amor que me has marcado con huellas imborrables cuerpo y alma;   en ti baño mi corazón curtido por horas de ternuras y   pasiones.   Amor, poesía de mis noches; tu eres mi único hogar y eres mi patria; y sigue en mí tu marca incandescente, resistiéndose al tiempo y