LOS VERSOS QUE NUNCA LEERÁS
Tu mirada salvaje sonreía
plena de intensidad y ensueño.
Yo te llené de flores;
Tú me diste palabras dulces de consuelo.
Parecías decir Sí al decir No;
y lo entendí y lo entiendo.
Nuestros caminos se cruzaron
en momentos de penosa asincronía;
y la otra noche
regresó a mi mente tu recuerdo;
ratificando una vez más
que hay historias breves inconclusas
más intensas que otras de cuerpos enfrentados.
Pudo haber sido. Han pasado más de treinta años.
Te imagino lejana,
en aquel tiempo en que te conocí;
diosa de bronce y pelo ensortijado,
saliendo de las aguas
rotunda pero ausente.
Las caracolas del amanecer cantan
sobre la juventud pasada que hoy regresa;
y tú, como yo, serás ya cincuentona;
si es que acaso existes
o, sin avisarme,
el tiempo te ha llevado hacia la nada.
De cualquier modo, en el ahora,
en este otoño incierto y tormentoso,
al evocarte en mis callados sueños,
siento que aún conservo en la memoria
tus dulces palabras sentenciosas:
“No puede ser”;
Mientras tu voz insinuaba que pensabas:
“Pero quisiera”;
y también lo hacían tus felinos ojos
clavándose en los míos para siempre,
como esas cosas leves pero profundas
que sólo se diluyen con la muerte.
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©Julio Mariñas
Compositor y escritor
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