UNA MALETA Y LA LUNA - XXIV - LA AGONÍA DEL DOCTOR
La agonía del DOCTOR
(DE LA CRUELDAD Y EL DESAMOR)
-Pensabas que no te ibas a morir nunca,
viejo imbécil. Pues, ya lo ves, estás en las últimas.
-Estúpida mujer. No sé cómo no me divorcié
de ti.
-¡Ja! Pobrecito. Voy a ser una viuda muy
solicitada.
-Eras una joven preciosa y sencilla cuando nos
conocimos. Mira en que te has convertido. Esos amigos tuyos. Política y más
política.
-Estás jodidamente agonizante y aún tienes
veneno en esa lengua. Siempre me gustó la política. ¿Sabes por qué?
-Sí,
lo sé muy bien. Porque la política es el sucedáneo de arte que consiste en
hacer que las gentes y los pueblos se enfrenten entre sí, mientras unos cuantos
desde sus cómodos sillones se hacen ricos a costa de los trabajadores. Y tú te
has convertido en uno de esos cuantos, que, por cierto, cada vez son más
cuantos; aunque siempre muchos menos que la inmensa mayoría de la gente que
pasa penurias.
-¡Púdrete! A ti lo único que te ha
interesado es tu medicina y las tertulias junto a esos atípicos individuos con
los que no hacías nada más que hablar de lo divino y lo humano para huir de esa
muerte que ahora te ronda sin remedio.
-¡Pues déjame morir en paz! Ya no importa nada.
-Además, ¿qué mierda hablas de los
políticos? Si la inmensa mayoría de la masa es voluble y maleable, y unos discursos
debidamente preparados convencen a los ciudadanos de esto o aquello ¿qué culpa
tenemos los políticos?
-Al lema de “Todo es política”, la gente
como tú fragua sistemas de enseñanza para crear individuos mecanizados hasta en
las asignaturas supuestamente más humanas. Todo un entramado para evitar que
piensen y reflexionen. ¡Putos desalmados!
-Mira que rollo me sueltas ahora que estás
moribundo. Tú, que tantas vidas has salvado, no puedes hacer nada por darte
unos añitos más. ¡Oh, qué pena! Se me rompe el alma.
-Siempre has sido fría y calculadora. Pero
eso no es lo peor. Lo peor es que, en estos últimos meses que la enfermedad me
ha minado, no has tenido al menos la bondad de disimular un poco y comportarte
como un ser humano.
-¿Ser humano? ¡No me hagas reír! La vida es
para disfrutarla, y no para tantas éticas y moralinas.
-Sí, para ti creer en la solidaridad es un
esfuerzo demasiado inútil. ¡Maldito mundo!
-Desengáñate, Doctor; nunca te ha gustado
el mundo, ni sus gentes, ni nada de lo que la sociedad ha otorgado al ser
humano y lo diferencia de las otras especies…
-¿Sociedad? Es la cueva para
mujeres y hombres sin escrúpulos como tú. No sé por qué no has acabado antes
conmigo. Nunca me has amado.
-En eso estas acertado. Bueno, al principio
era divertido.
-Tú eres incapaz de amar a nada ni a nadie
que no sea tu propio ego lleno de soberbia y vanidad. En ti está claro el
patrón de lo que es la evolución del ser humano; un cerebro analítico sin
sentimientos.
-Bueno, toda tu palabrería ya no vale de
nada. Te mueres, y yo estoy más viva que nunca. Puedes descansar tranquilo. No
pienso llevarte flores.
-No quiero tus agasajos de viuda dolorida
después de muerto. Vive, pero piensa que, tarde o temprano, salvo que tengas la
suerte de morir repentinamente, vas a encontrarte cara a cara con la evidencia
de que estas acabada y la vida te abandona. Entonces, ya de nada valdrá tu ideario
político, ni tus colegas de partido podrán ayudarte cuando estés frente a la
muerte. Mirarás atrás, y todos los placeres te parecerán un sueño; estarás
vacía y derrotada. Recuerda esto cuando llegue ese momento.
-Después de un discurso tan flojo; me voy al
mitin de verdad.
-Vete.
Un violento portazo cierra la escena. El Doctor en su lecho se apaga irritado por la forma en que vive sus últimos
instantes, solo, desencantado del mundo y sus gentes. Después de haber salvado
tantas vidas; junto a su cama no hay nadie. La soledad todo lo invade mientras
sus sentidos lo abandonan lentamente.
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