CUANDO MUERE EL 2016



Caminar más allá de las nubes,
hacia una luz de otoño rota,
efímero vestigio de otros cielos.






Un mundo de seres diminutos;
latidos apenas perceptibles;
la naturaleza humilde en su grandeza.





Porque no podemos saber que hay más allá de una mirada;
sólo seguir subyugándonos con sus misterios indescifrables.





Donde antes hubo vida,
ahora las ramas mondas dibujan
su estática danza de resignación y duelo.





¿Qué queda de lo vivido?
Apenas un vestigio silencioso
oculto en algún rincón perdido.





A todo día exultante,
sigue un atardecer enigmático.
Misteriosos matices contenidos
en nubes pasajeras y un cielo inspirador.






La vida en un lento periplo hacia la nada.
El algo, la esencia, es el ahora.




Para qué la prisa.
Los caminos de la vida son para disfrutarlos
con serenidad, a fondo;
ya que en el trayecto está la esencia del viaje.




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