CON NOCTURNIDAD Y ALEVOSÍA (REFLEXIONES DE UN POETA EN LA SOMBRA - XIV)

    La noche tiene invisibles tentáculos cuyo hábitat ideal para su propagación es el silencio y la oscuridad. Cuando la mayoría del mundo duerme, mientras en la cama abrazo pensamientos, esos tentáculos silentes rodean con extrema delicadeza mi pecho, el cuello, la cabeza. Pronto comienzo a sentir una ligera sensación de ahogo. Poco a poco se hace más intensa, tornándose angustiosa. En ocasiones llega a ser agónica. Es el abrazo invisible que, como Hidra de Lerna que según la mitología podía tener de tres a miles de cabezas, cuanto más intento liberarme, semejan multiplicarse en la oscura noche en apariencia tranquila. Todo ocurre en silencio. Como si en realidad no sucediese nada. Unas cadenas invisibles se empeñan una y otra vez en apresar los pensamientos, la razón; en esa noche tan homogénea que, como la fosa o el nicho, enfrentados a la soledad, a todos hace iguales.

DIBUJO POR ORDENADOR DE JULIO MARIÑAS

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