DEL HOY Y EL AYER III
Y…
Y las vacías estancias
desaparecidas para
siempre,
tan solo albergadas en
la memoria;
Y las tumbas de los
besos
de aquellos labios
cómplices
sobre las que he
construido otros amores;
Y aquellos caminos
solitarios
olvidados bajo el
asfalto
que anduvimos con pausa
cogidos de la mano;
Y los prados de verdor
que brindaron su
frescor primaveral
a nuestros pies
descalzos;
Y las palabras apenas
susurradas
muertas en los oídos
que se han quedado
sordos para ellas;
Y… esta memoria cruel,
ambigua,
que regresa en la
nocturnidad
para decir: El tiempo
nunca vuelve.
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