DEL HOY Y EL AYER I
EVOCACIÓN NAVIDEÑA
Recuerdo un Vigo navideño
de mi infancia allá por los setenta;
el bullir de las gentes por las calles,
y yo tan ilusionado, tan pequeño.
Entonces el mundo era grande
porque todo era nuevo, y los sueños
se agolpaban en mi mente infantil,
embriagando mi corazón aún tierno.
La familia alrededor de la mesa;
La madre, el padre, hermanos y el abuelo
con su puro bajo el bigote acicalado,
unas veces sonriendo y otras serio.
Recuerdo ya una sensación nostálgica,
inspirada por estar viviendo un tiempo
heredado a través de generaciones
que fueron transmitiendo sus anhelos.
Hoy, al volver la vista atrás,
veo con gran ternura todo aquello.
Miró a mi alrededor. No queda nada,
porque la gran mayoría ya están muertos.
Qué fue de aquellos besos maternales,
de la ilusión por los juguetes nuevos;
Qué fue de mi niñez petrificada
en un tiempo de frío y bello invierno.
A dónde han ido las mágicas horas,
y aquellos días largos de mis juegos
de infancia e inocencia hoy perdidos
en la niebla implacable de los tiempos.
Hoy, de aquel tiempo ensoñador,
sólo quedan infinitos recuerdos
que en las noches como hoy pueblan mi alma
de amor, nostalgias y bellos sentimientos.
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