SÓLO UN HOMBRE SOLO JUNTO AL MAR
Fueron tus labios la fuente donde calmaba mi
sed;
nuestros cuerpos el único refugio en el que,
ausentes
de la turba enajenada y sus delirios,
el tiempo detenido albergaba las locas experiencias
para alcanzar sin cesar el éxtasis supremo.
Fuimos dos amigos de las sombras en aquel
tiempo,
cuando la vida era siempre amanecer.
©Julio Mariñas
Compositor y escritor
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