EL PUENTE DE LOS ROSALES ROJOS
En el Puente de los Rosales Rojos ya no florecen las rosas. Sólo han
quedado las espinas de los troncos sinuosos que se abrazan en intrincados
dibujos a las barandas calladas.
Mutilaron las flores y al río las tiraron. La corriente se las llevó lejos;
allá donde los cauces se tornan violentos y enfermizos. Ahora, cuando el
caminante intenta cruzar el Puente de los Rosales Rojos, siempre acaba llevando
las manos con espinas. Arrancaron las flores. Ni siquiera el aroma dejaron.
Pero un día, las semillas llevadas a otros cielos, buscarán fusionarse con la
tierra. Y, como en un cuento con final feliz, sin rencor, florecerán los Rosales Rojos en las tumbas de aquellos que pretendieron acabar con su
belleza.
Encantador.
ResponderEliminarGracias!
Gracias.
EliminarUn saludo