ESPECTROS - III

    Lívida, marmóreo el rostro; allí en lo alto de la mansión entre roquedales; asoma su tez macilenta al amplio cristal, silenciosa y enigmática. Su mirada firme no parpadea. Tiene en su semblante toda la decepción de la muerte temprana, la cruel desolación del no haber vivido.


Comentarios

Entradas populares de este blog

TRES MUJERES GALLEGAS DEL SIGLO XIX

BEMBRIVE - LA PROGRESIVA DEGRADACIÓN DE LA RÍA DE VIGO Y SU ENTORNO

ALBARRACÍN Y EL ARTE DEL HIERRO FORJADO DE ADOLFO JARRETA