EN LA NOCHE - IV - ¿RECUERDAS LA NAVIDAD AQUELLA?
¿Recuerdas la Navidad aquella? Caminábamos
las calles bulliciosas mientras anochecía. Lo hacíamos entre la multitud y las
luces que sobre nuestras cabezas brillaban su mensaje con insistencia feroz “Tenéis
que ser felices. Es Navidad”. Éramos jóvenes y teníamos la insolencia que da el
vigor de los años sin freno. ¿Lo recuerdas? Seguro que sí. Un día todo se
apagó, sin apenas darnos cuenta. Queda ya tan lejano. La familia alrededor de
la mesa, cuando aún la muerte implacable no había quebrado la vida de muchos de
ellos. Eran los tiempos de creer en el espíritu que a todos nos elevaba para cantar
y reír, besar y abrazar; porque la vida aún no había marcado a fuego nuestras
almas. ¿Recuerdas la Navidad aquella? La ciudad era un brutal mosaico de gentes
que iban y venían. Como en esas películas americanas donde todo es tan radiante
y generoso. Y nosotros recorríamos las calles, protagonistas de una historia de
amor que, ni aquellos que nos esperaban en nuestras respectivas casas para celebrar
las fiestas, conocían. Para qué contarlo. Han pasado muchas Navidades desde
entonces. Ese es el secreto que tenemos tú y yo. Agarrados entre la multitud
nos olvidamos de todo, lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo; renegamos de
cualquier vínculo con la ciudad que hervía de espíritu navideño. Y buscamos ese
rincón que sólo conocen los amantes ebrios de fusionarse y aislarse de todo
aquello que no sea su pasión. Después regrese al hogar familiar, a reír y cantar
con los míos. Pero, en cada risa sentí el amargo poso de la certeza que jamás
volvería a encontrarte; en cada brindis recordé el sabor de tus labios de
fuego. ¿Recuerdas la Navidad aquella? Estoy seguro que sí. Éramos jóvenes e
insolentes. Sobre nosotros, por unos instantes, sopló el aliento salvaje de
aquellos que han conocido el Paraíso.
FOTO JULIO MARIÑAS |
Comentarios
Publicar un comentario