POETAS Y PODEROSOS
Cuanto más sueña el hombre, más se aleja de
la realidad. Porque soñar despierto es algo que, los que manejan los destinos de
este planeta, aún no han logrado erradicar. Ante ello, impotentes, rotos y
frustrados porque no hay ley ni sentencia que pueda frenar el vuelo de una
mente pensante; han pasado al plan B. Y dicen por lo bajo, cuando nadie los
oye, mientras observan sus caras secas y vacías de verdades ante el espejo:
“Sueña, sueña. No podremos impedir que sueñes; pero si hacer que tropieces cada
vez que intentes dar un paso para realizar alguno de esos sueños que tu mente
de pobre soñador haya creado”. Hay un pacto no escrito entre los que cada
mañana se levantan después de haber dormido sobre un colchón lleno de billetes,
que tiene como finalidad mantener una sociedad preocupada por sobrevivir.
Porque, cuando el ser humano tiene que luchar por un plato de comida, por un
techo donde cobijarse; no puede emplear su tiempo en soñar. La realidad cruda
que han creado alrededor de su rutina diaria, anula todo proyecto onírico. Y
así, mientras ellos caminan con dudosa elegancia rumbo a sus despachos y sus
reuniones, van soltando billetes que desaparecen antes de llegar al suelo;
evitando así que el necesitado pueda cogerlos. Pero se están olvidando de algo.
Los artistas, los creadores, son los que al final mueven el mundo. ¿Qué sería
la religión y la política sin figuras como Sócrates, Platón, Aristóteles,
Séneca y tantos otros?
Mientras el Gran Hombre del siglo XXI
conduce su último modelo de vehículo y lo llena de carne sin amor y se baña en
monedas; el poeta y pensador sigue sentado en su humilde rincón desgranando
versos, buscando la esencia del amor y el deseo en las imperceptibles cosas que
no se compran con nada porque no tienen precio.
Primero indicaron a la gente aquello con lo
que tenían que soñar. Después les construyeron un camino lleno de trampas
invisibles. Y ahora dicen que los sueños decretados no eran los que tenían que
haber seguido y que el camino marcado por ellos nunca debería haber sido
transitado por el pueblo.
Afortunadamente para mí, nunca creí en
ellos. Apenas si he creído un poco en mi mismo. El ser humano es tan
imperfecto. Pero, lo más patético de todo ello, es que siguen creyéndose
importantes. Una canica microscópica en la inmensidad del universo es la tierra.
La vida es apenas unos años de sensaciones. ¿Y para eso la creación de un sistema
social que ha provocado tanto drama? Cuando escucho en los telediarios a los
unos y los otros, los de aquí y los de allá; me parece estar asistiendo a una
de aquellas clases de mi lejana infancia dada por un viejo y rancio maestro
gris que hablaba como si fuésemos corderillos que necesitaban auxilio para no
andar desvaídos por el mundo. Y no sé de que tengo más ganas, si de reír o de
llorar.
Estos personajes tan poderosos y llenos de
si, se están olvidado que la historia está ahí para repasarla. Caen los
imperios, mueren los ídolos, se hunden los poderosos; pero los versos del
poeta, los pensamientos del filósofo, siguen latiendo y existiendo, pasando de
boca en boca, porque son la esencia de
lo eterno.
PLAYA DE NORMANDIA - FOTO DE JULIO MARIÑAS |
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