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EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XXVII - TÚ

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  Tú eres la voz, Tú eres la risa y eres el llanto.   Tú eres la espina que incesante mueve las fibras del silencio en la noche callada que me asola.   Tú eres poema que no acaba y melodía que no cesa.   Tú eres ese dolor de estar amando bajo la sombra de la angustia que provoca saber a cada instante que hasta el más intenso amor sucumbirá ante el transcurrir de este tiempo que hoy nos da   y mañana, sin remisión, acaba.       Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor

EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XXVI - UNO DE MIS MEJORES AMIGOS

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      Nadie me ha mirado como tú. Todas las mañanas penetrábamos en el pequeño bosque por el estrecho camino de tierra. Disfrutábamos del verde, de las aguas del río, del hecho de ser libres. Éramos jóvenes. Nunca dejaste de estar junto a mí. Yo me sentaba a meditar en la granítica roca, cerraba los ojos y podía estar tranquilo porque tú custodiabas el camino.     Supiste de mis amores; de mi pena y soledad cuando sufría por ellos.     El día que  nos vimos al atardecer y crucé mi mirada con la tuya, ya no era la de antaño. Tenía una sombra de adiós que ni las más precisas palabras del lenguaje humano podrían   haber explicado mejor.     A la mañana siguiente yacías muerto en el patio bajo el sol.     Ya lo sé. Ya sé que estarás pensando: "Déjalo ya. Tan solo soy un perro”. Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor

EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XXV - LOS LIBROS OLVIDADOS

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      En un rincón de la vieja casa abandonada, sobre un saliente de piedra, descansan algunos libros olvidados que han ido sufriendo la soledad y el paso de los años. Las páginas de la Odisea de Homero han amarilleado y tienen la piel con manchas. El Quijote de Cervantes tiene parte de su lomo comido por las lepismas. La Metamorfosis de Kafka se muestra con múltiples agujeros causados por la polilla. Las páginas de la Isla del Tesoro de Stevenson han adquirido formas sinuosas debido a la humedad.     Después de medio siglo de letargo, el Caminante los ha tomado en sus manos, acariciando sus lomos y sus páginas, sintiendo que aún están vivos a pesar de su decrepitud. Tal vez porque lo que contienen no ha muerto en la memoria de muchas de las gentes que, como él, han disfrutado de su lectura. Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor

EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XIV - EN LAS COSTAS DE GALICIA

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  E calquera voz foi a túa voz; E calquera xeito foi o teu xeito. Nas crines puras das augas camiñamos. ¡Cántos soños perdidos nas bufadoras furnas! Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor

EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XXIII - EL CAMINANTE Y LA VIDA

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  He amado la vida. Y la vida me ha amado en ocasiones; Y en otras me ha odiado. Pero yo la sigo queriendo.     Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor

EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XXII - LAS BARCAS ABANDONADAS

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      El Caminante llegó al arenal y vio las barcas exhalar su hondo sentir en la mañana.     Allí, varadas para siempre en las arenas; o cercanas a la orilla semihundidas aún amarradas por maromas vestidas del verde alga; o sumergidas en las aguas, cubiertas en sus maderas por un manto de fauna y vegetación marina.     Eran cadáveres de barcas que, en otro tiempo, cuando tenían vida, plenas de esplendor surcaban las aguas con sus maderas pintadas.     Fueron aquellas que contemplaron la niñez y adolescencia del Caminante.     Ahora, al ver como el tiempo había provocado diferentes aspectos sobre los restos, se sintió reflejado en ellas; comprendiendo cómo el tiempo también había provocado en su interior sensaciones distintas para cada momento del pasado ya perdido. Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor

EL CAMINANTE EN LA CASA ABANDONADA - XXI - ATRÁS QUEDÓ EL INVIERNO

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  Atrás quedó el invierno. Tan frío, doloroso, esperpéntico. Sobre la piel de los días el paso de las noches se hizo dueño de los besos callados y las palabras tiernas.   Atrás quedó el invierno. Y aquel Tú y aquel Yo. Derrotados, errantes, rotos; vagamos por la tierra donde habitan los que perdieron las luces del claro día. Foto ©Julio Mariñas Compositor y escritor