EL VENENO DE LOS GRANDES PREDICADORES DE LA POLITICA
Y en el veneno del veneno del veneno se atisba la pobreza ética del ser humano. Mientras las nubes de enero se diluyen sobre la amarga sonrisa de los niños, hay púlpitos, que no están en templos sagrados adonde van aquellos que creen en una vida eterna; son tribunas a las que suben personas que pagamos todos con nuestros impuestos. Están ahí para asegurar el bienestar del pueblo; vivienda, alimentación, salud, cultura. Pero se dedican a otra cosa; a lanzar proclamas sobre lo qué está bien y lo qué está mal, sobre quiénes son los buenos y quiénes son los malos, sobre qué es bueno y qué es malo para nosotros. Sí, como grandes sacerdotes supremos de la religión llamada política, saben lo que han hecho bien y mal los antepasados de cada uno de nosotros; saben como debe ser nuestra forma de pensar aquí y ahora con respecto a lo actual, lo pasado y lo futuro. Como semidioses aseveran cual es lo correcto en nuestro comportamiento social e, incluso...