CORAZÓN DE HIELO
Tenías un corazón de hielo, pero yo te
amaba;
Te amaba con esa desmesura
del que espera la luz del alba antes del
anochecer,
con el deseo rotundo de adolescente que era,
lleno de fuego e ira.
Pero tú, fría diosa de piel blanca y oscuros cabellos lisos,
me brindaste tu indiferencia
ante mi adoración más sincera,
mirándome con aquellos ojos negros
como las noches que soñé y nunca me diste.
Pasados algunos años, extinto el
sentimiento,
te vi tres veces más, ajena a mi presencia;
y evoqué nuestras conversaciones antes de las
clases de solfeo,
en las que hablabas poco, pero eras dulce y misteriosa,
solos los dos sin nadie alrededor. Cómo
olvidarlo,
Sabías que me gustabas;
aunque pensaba que tenías un corazón de
hielo.
Lo que nunca supiste ni sabrás,
es que estaba locamente enamorado,
hechizado por el encanto de tu enigmática
belleza.
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©Julio Mariñas
Compositor y escritor
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