ÉRAMOS JÓVENES
Éramos jóvenes, y al filo de la noche,
entonábamos cantos que no tenían dueño;
presos de la ebriedad que dan los pocos
años,
bebíamos en las fuentes ocultas
donde las ninfas bañaban sus encantos.
Tanta era la pasión que ardía en nuestros
cuerpos,
que no había saciedad ni abatimiento;
soberbios ejemplares de lascivia,
poco escapó a nuestro desenfreno;
ni las arenas de playas solitarias,
ni la hierba de los prados nocturnos,
ni siquiera las sombras de los cementerios.
En habitaciones decadentes de hostales
perdidos
los sentidos eran nuestros mandamientos;
porque éramos jóvenes, y la vida
no tenía límites ni cadenas.
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©Julio Mariñas
Compositor y escritor
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