LA VIDA

 

La pequeña cabaña hecha con nuestras propias manos.

    La vida ha transcurrido por mí y yo he transcurrido por la vida. Creo que nos hemos amado y odiado a partes iguales. Pero ella, con esa belleza tan insultante y un magnetismo sin parangón, ha conseguido que la entendiera, al menos, en la ínfima parte de su pastel que me ha tocado.

    Ahora, cuando cada día es una isla de serenidad y reflexión, aderezado con la salvaje locura por conocer y disfrutar que nunca se ha desvanecido; miro mis manos y el cielo cuando está azul o negro y estrellado; y a ambos los veo siempre llenos de la incansable locura que fue vivir. Comprendo entonces que todo aquello sigue latiendo como una música constante a veces bella y otras estridente, como un lienzo que se extiende a lo largo de los días con colores en ocasiones brillantes y por momentos oscuros, como un poema repleto de pasión y desencanto.

    La vida sigue su incesante despliegue, mientras que yo consumo las últimas llamas vivas de los sueños que alcancé y también de los que nunca ya podré realizar. Mientras ella continúa radiante, yo voy caminando de su mano sin otra intención que saborear como siempre su infinito caudal de belleza y sabiduría.

 

 

 

©Julio Mariñas

Compositor y escritor