EXISTIR


 

Puedo aseguraros que existen

esos abismos sin aparente final

donde en su fondo yacen

desmadejados cuerpos que olvidó el olvido.

 

¿Quién rescata para la memoria las vidas que se fueron?

Al pasar de los tiempos

nadie reclama pútridos cuerpos abandonados,

ni mondas calaveras,

ni cenizas esparcidas al vacío del universo negro.

 

Las esqueléticas formas que perduran escondidas

tan solo tienen un valor arqueológico.

Los humanos podemos tener nostalgias de tiempos no vividos,

pero nunca nostalgias de anónimas personas que un día fueron.

 

La sinfonía apenas perceptible del viento

a veces trae a mis oídos ese llanto inconcluso;

voces agitándose en la nada de un cosmos

repleto de enigmas inalcanzables para el hombre.

 

Estar vivo es vagar sobre sombras de las sombras dejadas por otros.

 

Una nube de angustias, luna de adiós ensangrentada,

ha puesto sobre mí la responsabilidad de ser

y, siendo en mí, no soy más que la estela dejada

por aquel barco hoy perdido que navegué

cuando aún creía ser algo más que un delirio persistente

de llantos, alegrías y pasiones.

 

Veo el mundo pesado en sus entrañas, con fatigas inciertas,

que se escinde y llega al nuevo día

como esa ola sin fuerza que cede su final en las arenas.

 

Sobre la turbia niebla de las horas,

en las noches sin luna,

a las puertas del sueño que, de nuevo,

imita y prepara para la muerte,

se me aparecen espectros que yo he amado.

 

En un lugar lejano de noches ya lejanas, de lejanos momentos;

una copa en la mano, el cigarro en la boca, sensual compañía;

aún late en mi interior aquella decadencia de fin de juventud.

 

Mortalidad,

condena escrita a fuego en cada poro que vibra.

El hombre ha convertido su vida en una huída,

en un intento vano de intentar evitar lo inevitable.

 

 Una flor se marchita con cada final de primavera,

una amor desvanece al morir el verano,

una hoja se seca cuando llega el otoño,

gotas de lluvia rompen en el cristal de invierno.

Todo se difumina, todo sigue.

Miríadas de ilusiones caen muertas al olvido.

 

Estuve allí,

en la frontera donde el vacío es señor de los instantes,

donde el miedo no existe porque ya

no hay nada que perder al creer que todo está perdido.

 

Pero, por suerte para mí, se confirmaron mis sospechas.

Es el hombre un ignorante con ínfulas de sabio.

Lo puedo confirmar porque regresé a la vida lentamente

entre el delirio y la incertidumbre,

surgiendo de un espectral, caleidoscópico y nebuloso mundo,

a la tierra de los que creemos estar solos.

 

Pero existe

conciencia más allá de la conciencia,

consciencia más allá de la consciencia,

sueños más allá de los sueños,

sensaciones más allá de las sensaciones.

 

Sobre este cielo gris de mi Galicia,

muriendo el tiempo lentamente,

intento en vano buscar esos caminos

que me llevaron a otros lugares existentes

más allá de la propia rotundidad

de estar vivo que me acoge en este instante;

y, entre ese firmamento y yo,

 se abre un abismo de infinitas preguntas irresolutas

que hoy, con más de medio siglo, sé que jamás tendrán respuestas.

 

¿Quién soy? ¿Dónde estoy?

¿Es sólo fruto de mi imaginación este mundo que habita en mi cerebro?

¿Vivimos algo nuevo cuando creemos que es nuevo lo que vivimos?

¿Cuál es la realidad? ¿La vigilia? ¿El sueño?

¿Es tan solo la vida un eterno retorno?

O todo son palabras y más palabras.

 

Lo único que puedo afirmar como cierto

es que existen abismos insondables,

inabarcables universos donde todo es posible.

Incluso regresar para contarlo.

 

------------

 

©Julio Mariñas

Compositor y escritor

(Nombre artístico de Julio César Mariñas Iglesias)

No utilizar esta obra para fines comerciales sin permiso del autor.

jucemai@hotmail.com


Comentarios

Entradas populares de este blog

POEMAS DE JUVENTUD - Selección de poemas del libro “EL MAR, TÚ Y YO” – de Julio Mariñas – I

O.K. CORRAL - DUELO INTERPRETATIVO PARA LA HISTORIA DEL CINE

TRES MUJERES GALLEGAS DEL SIGLO XIX