NAVEGAR, SIEMPRE NAVEGAR
Las horas reveladas en un abismo absurdo.
Ellas y yo, adioses, y un mundo moribundo.
No todo se ha cerrado cuando se cierran
puertas.
El encierro es aquel de las propias cadenas.
Y por qué no volver a soñar y volar;
ser gaviotas perdidas en los vientos del
mar.
Por la ruta olvidada que cobijó el azul
mar de esperanzas rotas, hay una tenue luz.
Profundidad silente que guarda en su rincón
la juventud dorada y un mundo de pasión.
¡Furias, Bestias; atadme a ese palo mayor!
Para que la galerna se lleve mi dolor.
Para que cuando llegue sereno el nuevo día,
los besos que me dieron queden junto al
timón,
y seguir navegando hasta el ocaso incierto
que acabará llevando con mi vida mis sueños.
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©Julio Mariñas
Compositor y escritor
(Nombre artístico de Julio César Mariñas
Iglesias)
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permiso del autor.
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